El Gran Chaco, el segundo bosque más importante de América del Sur tras el Amazonas, se ha convertido en los últimos años en una de las áreas en las que más emisiones de carbono se generan en el mundo. Los motivos de este incremento son principalmente el avance incesante de la agricultura y la ganadería. Esta situación ha propiciado que este bosque de un millón de kilómetros cuadrados, situado principalmente entre Paraguay y Argentina, pierda su capacidad de absorción de carbono y se convierta en una de las áreas del planeta en la que más emisiones de este gas se producen.
Aunque el foco mediático a nivel mundial suele centrarse en el Amazonas y las talas que se realizan en sus árboles, la deforestación del bosque del Gran Chaco se está produciendo a un ritmo muy elevado. Solo en 2019 se estima que la deforestación del Gran Chaco aumentó en un 78%, es decir, una superficie similar a la de un campo de fútbol arrasado cada 2 minutos el Chaco paraguayo. Esta situación limita y merma así la capacidad de almacenamiento de carbono de este inmenso bosque, dificultando la adopción de medidas eficaces contra el cambio climático.
A día de hoy el Gran Chaco es una de las regiones con una de las tasas de deforestación más altas del mundo, tal y como afirma el Observatorio de la Tierra de la NASA. Científicos y expertos europeos y latinoamericanos alertan que, el momento de actuar para mitigar los graves daños ambientales causados por la deforestación es ahora ya que la adopción de medidas y estrategias planificadas no puede esperar. En concreto, estos expertos detallan que los cambios en el uso de la tierra desde 2000 han llevado a los bosques del Chaco a unos umbrales críticos para mantener el equilibrio y la sostenibilidad de estos ecosistemas únicos.
Causas de la deforestación en el Gran Chaco
El Chaco presenta una de las tasas de deforestación más altas del mundo. Una situación que va a ir a peor por la expansión de la ganadería y la agricultura, en este entorno. Todas estas actividades que buscan la obtención de materias primas y alimentos, como la carne de res, de una forma rápida y con menos costes que en otros lugares del mundo.
En este sentido, un reciente estudio en los últimos 30 años, cerca del 20% de la superficie del Chaco, unos 142.000 kilómetros cuadrados de bosque, fueron arrasados para convertirse en tierras de cultivo o pastizales para el ganado. El equivalente a una superficie similar al Inglaterra o del estado de Nueva York.
Es más, la expansión del sector ganadero es la principal responsable de la deforestación del Gran Chaco por encima del cultivo de la soja. Según Global Forest Watch de World Resources Institute, más de 13% de la superficie forestal de algunas áreas del Gran Chaco pasaron a ser terrenos para el desarrollo del ganado.
Según estadísticas oficiales del MADES, desde el año 2014 y hasta el 2017, miles de hectáreas de terrenos del Chaco paraguayo cambiaron su tipología del suelo. En concreto, más de un millón de hectáreas pasaron de ser superficie forestal a ser consideras zonas de pasto y cerca de 400.000 hectáreas se cambiaron a tierra cultivable. En total durante el periodo, el promedio anual de terreno deforestado alcanzó niveles por encima de 400.000 hectáreas.
Todos estos cambios de uso han provocado una reducción muy notable de la capacidad de almacenamiento de carbono e incluso una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Así, frenar la deforestación del Gran Chaco para obtener superficie óptima para el ganado puede resultar crucial para mantener la capacidad de sumidero de este bosque que almacena hasta 19 veces más carbono de lo que se pensaba.
Pero no solo eso, la deforestación del Chaco está produciendo una importantísima degradación ambiental con grandes impactos sociales en las comunidades que habitan en esta región. Otro reciente trabajo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences concluye que el avance de la agricultura y la tala de los árboles en estas tierras, amenaza los modelos de vida de estos grupos de población tradicionales que lo habitan.
“La población local está experimentando una erosión masiva de sus medios de vida debido a la deforestación», explica el profesor Tobias Kümmerle de la Universidad Humboldt de Berlín, coautor del estudio quién evalúa cómo la tala de árboles y masa arbórea del Gran Chaco está derivando en una “creciente marginación ecológica de los grupos de población que dependen de este bosque seco”.
Dimensiones y geografía del Gran Chaco
El Gran Chaco, con una extensión de cerca de un millón de kilómetros cuadrados, es un bioma que se encuentra principalmente entre Paraguay y Argentina y en menor medida en Bolivia y Brasil. Una superficie el doble de grande que países como Francia o España o que estados como California.
Entre su inmensa riqueza natural, se encuentra un ecosistema único en el mundo conformado por hábitats húmedos y semiáridos con un enorme bosque seco, humedales y sabanas. Estos parajes disponen de unas características climáticas y geográficas únicas, con temperaturas extremas y suelos sedimentarios, que posibilitan la existencia de más de 3,400 especies de plantas, 500 especies de aves, 150 especies de mamíferos y 220 especies de reptiles y anfibios. Algunas de ellas en peligro de extinción, según las estimaciones de la organización ecologista WWF.
“En el Chaco paraguayo existe una enorme biodiversidad adaptada a vivir en condiciones muy particulares pero la deforestación pone en riesgo su existencia. Algunos de los mamíferos bajo amenaza directa son: Priodontes maximus (Tatú carreta), Crysocyon bracgyurus (Aguará guasú), Panthera onca (jaguar), Pecari tajacu (pecarí de collar) y el taguá (Catagonus wagneri) la cual es una especie endémica del Chaco”, informa Yolanda Ramos, Bióloga y Asistente Técnica de Quadriz.
La alternativa del mercado de carbono
Este problema de la deforestación del Chaco y el avance de la agricultura no es un conflicto reciente, ya que se tienen registros de la incesante reducción de la masa forestal desde hace décadas.
Sin embargo, ahora, gracias a la mayor conciencia ambiental social y el compromiso de cientos de empresas, los mercados de compensación de carbono para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero se consideran como una de las alternativas viables para frenar la deforestación y proteger y conservar los bosques nativos del Chaco paraguayo y su reserva de carbono terrestre.
En este aspecto, Quadriz ofrece la oportunidad de invertir en soluciones basadas en la naturaleza para compensar las irremplazables emisiones de carbono provenientes de sus cadenas de fabricación y suministro. Y así, mediante la generación de compensaciones de carbono de alta calidad, se potencia la lucha contra el cambio climático, se fomenta la preservación de la biodiversidad y la masa forestal endémica del Chaco paraguayo y se facilita el desarrollo de programas sociales para las comunidades locales de un modo sostenible con su entorno.
De este modo, gracias a las soluciones basadas en la naturaleza, se evita de una forma efectiva la deforestación y se fomenta la preservación de la biodiversidad en una de las áreas más amenazadas del planeta como en el Gran Chaco.