Al tratarse de un área delimitada y destinada a la conservación, se han reducido amenazas que por décadas han afectado la zona, tales como deforestación, degradación de hábitats naturales y hasta cacería ilegal de especies en riesgo de extinción.
En Paraguay, la conservación de la biodiversidad depende en gran medida de las áreas protegidas creadas por el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas (SINASIP). Sin embargo, muchas de estas áreas protegidas presentan diversos desafíos con respecto a la biodiversidad, las cuales son muy variadas y ponen en riesgo el cumplimiento de los objetivos de conservación del área.
La búsqueda de alternativas económicas que permitan promover la conservación de la biodiversidad siempre ha sido uno de los pilares más importantes para el desarrollo sostenible. Los mecanismos de financiamiento desarrollados bajo los auspicios de la Convención de Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCCC) para la Reducción de Emisiones de Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD+, por sus siglas en inglés) son alternativas muy relevantes en la actualidad. Un mecanismo REDD+ bien desarrollado e implementado sin dudas provee beneficios a la biodiversidad al evitar la deforestación y degradación de hábitats naturales.
En el Chaco paraguayo nos enfrentamos a una de las tasas de pérdida de bosques más elevadas del mundo. De acuerdo a estadísticas oficiales, la desaparición de bosques, -tanto legal e ilegal- ha alcanzado a 314.372 hectáreas en el año 2019; y 255.000 en el año 2018. Entre 1986 y 2016, el total fue de 14,2 millones de hectáreas.
El último dato oficial publicado en el Reporte Nacional de Cobertura Forestal y Cambio de Uso de la Tierra al 2020 – 2022, elaborado por el Instituto Forestal Nacional (INFONA), indica que en el mencionado periodo 361.928,4 hectáreas de bosque nativo pasaron por el proceso de cambio de uso de la tierra en la Región Occidental o Chaco. Del total de cambios detectados durante este período, el 77,9% fueron cambios realizados dentro de Planes de Cambio de Uso de la Tierra aprobados bajo criterios y normativas vigentes.
A pesar de ello, la biodiversidad del Chaco no ha recibido mucha atención por los investigadores si lo comparamos con otros biomas de Sudamérica. Como ejemplo, los estudios científicos sobre la biodiversidad de la Amazonía sobrepasan por factores mayores a diez veces a los estudios realizados en el Chaco.
La biodiversidad en Corazón Verde del Chaco
Las situaciones que desafían la biodiversidad que encontramos antes de iniciar el proyecto en Corazón Verde del Chaco se repiten en toda la región, siendo el mayor peligro inminente para las especies la pérdida de hábitat por deforestación o degradación.
Además de la pérdida de bosques por deforestación, los incendios forestales han sido terriblemente destructivos en los últimos años, arrasando con grandes extensiones, cubriendo incluso grandes áreas protegidas como el Monumento Natural Cerro Chovoreca. En el 2019, esta área protegida de más de 100.000 hectáreas fue prácticamente devorada por los incendios, y este año más de 190.000 hectáreas aledañas y una pequeña parte del Monumento fueron nuevamente el foco de los incendios recientes en el Chaco paraguayo.
La cacería ilegal es también una de las principales amenazas para estas especies. En este contexto, nos encontramos con dificultades para una cobertura total de la fiscalización y la necesidad de la reglamentación de la Ley de Vida Silvestre, la cual detallaría la penalización de estas prácticas ilegales muy comunes en el Chaco paraguayo. Otra situación que favorece esta práctica es la desinformación.
Corazón Verde del Chaco
En el área de Corazón Verde del Chaco se contaba anteriormente con varias de estas amenazas. Hoy, el panorama es muy diferente. De forma directa, el proyecto REDD+ desarrollado por Quadriz ha evitado la deforestación de 20.515 hectáreas de bosques y palmares del Chaco paraguayo. La vigilancia del área por un equipo de guardaparques y monitores ha reducido la presión de caza ilegal en el área cubierta por todo el proyecto REDD+, que totaliza más de 32.000 hectáreas. Las tareas de prevención de incendios forestales, como el mantenimiento de cortafuegos en los límites del área del proyecto, han ayudado a reducir el impacto de esta amenaza en sus hábitats naturales.
Estas acciones realizadas gracias al proyecto REDD+ se están reflejando en los registros obtenidos en nuestros monitoreos de biodiversidad. Hemos captado momentos muy alentadores con imágenes de las especies amenazadas registradas por las cámaras de vida silvestre instaladas en los bosques y pastizales de Corazón Verde.
Un ejemplo emblemático es el registro de una hembra de Jaguareté con dos crías durante varios meses. Pudimos notar el desarrollo de los pequeños, hasta incluso llegar al tamaño de jóvenes. Otros casos relevantes fueron los registros de una hembra de Tapir acompañada de su cría, y de un Oso Hormiguero llevando en su espalda a su cría.
Estos hallazgos son evidencias muy claras de cómo el proyecto REDD+ ha aportado cambios positivos para la biodiversidad del área, ya que estas tres especies están cumpliendo sus ciclos de vida en el área, y son sin dudas un reflejo de que el hábitat y las condiciones son favorables para las principales especies amenazadas de extinción del Chaco paraguayo.
La riqueza de las especies en el Chaco Paraguayo
Parte de nuestro esfuerzo llevando adelante el proyecto Corazón Verde del Chaco tiene que ver con identificar la gran variedad de especies que habitan esta área y que, por ende, están siendo conservadas. Muchas de ellas, inclusive, se encuentran en peligro de extinción. Conozcamos algunas de ellas:
El Armadillo Gigante
El Armadillo Gigante o Tatú Carreta (Priodontes maximus) se encuentra en estado Vulnerable de extinción a nivel global. Aunque tiene una amplia distribución, el Tatú Carreta es muy escaso y su presencia muy irregular en todo su rango. Sus mayores amenazas son la cacería para consumo de su carne y la deforestación, pero también muchas veces es capturado vivo para mantenerlo como mascota o venderlo como “fósil viviente” en el mercado ilegal, aunque no llega a sobrevivir mucho tiempo en cautiverio. En Corazón Verde hemos tenido registros de Tatú Carreta en nuestros monitoreos de biodiversidad, con una abundancia muy escasa.
El Pecarí
El Pecarí Quimilero o Tagua (Catagonus wagneri) tiene un rango de distribución muy restringido al Chaco Seco. Se encuentra En Peligro de extinción a nivel global por la pérdida de su hábitat, la cacería, y la invasión de especies no nativas. El Tagua ya ha desaparecido de gran parte de su área de distribución en el Chaco argentino, boliviano y paraguayo. En Paraguay, se estimó que quedaban alrededor de 5.000 individuos a inicios de 1990. Recientemente hemos registrado a una pareja de tagua en el camino que nos dirige a Corazón Verde, aproximadamente a 60 kilómetros de distancia de nuestro proyecto REDD+. Aunque no lo hemos registrado hasta el presente dentro del área de Corazón Verde, no descartamos que pueda ser parte de la biodiversidad conservada a través del proyecto.
El Oso hormiguero Gigante
El Oso hormiguero Gigante o Jurumí (Myrmecophaga tridactyla) está categorizado como Vulnerable de extinción a nivel global en la lista roja de la UICN. Tiene un amplio rango de distribución, sin embargo, varias poblaciones ya han sido extirpadas, en especial en Centro América. Su dieta altamente especializada, tasa de reproducción baja, su gran tamaño corporal, junto a la degradación de sus hábitats, han demostrado ser los factores más importantes para el declive de sus poblaciones. Los incendios de los pastizales, así como los atropellos de individuos en las rutas o ataques de perros son otros factores por los cuales sus poblaciones están disminuyendo. En Corazón Verde, es una especie relativamente frecuente en los bosques y palmares, en base a los registros que hemos obtenido en los monitoreos de biodiversidad. Hemos llegado a observar hembras adultas con cría en el último año de monitoreo (2023), lo cual demuestra el valor de los esfuerzos de conservación que el proyecto REDD+ tiene para esta especie.
El Jaguar
El Jaguar o Yaguareté (Panthera onca) es nuestro mayor felino, se encuentra en peligro crítico de extinción en Paraguay, según MADES (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Paraguay) y clasificado como Casi Amenazado de extinción a nivel global, ya que se estima que ha perdido más de 20% a 25% de su área de ocupación, área de distribución y en la calidad de su hábitat en sus últimas tres generaciones (21 años). Las principales amenazas para la especie son la degradación de su hábitat y la fragmentación, la cacería de animales para trofeo o para el mercado ilegal de partes del cuerpo, así como la matanza de individuos como represalia por depredación del ganado. En Corazón Verde, el jaguareté ha sido registrado con frecuencia a través de las cámaras de vida silvestre de nuestro monitoreo de biodiversidad, incluso pudiendo identificar a al menos siete individuos diferentes dentro del área, en base a las características de las rosetas del pelaje de cada uno de ellos.
El Tapir
El Tapir o Mborevi (Tapirus terrestris) es el mamífero de mayor tamaño en nuestro país. Se encuentra Vulnerable de extinción a nivel global. Aunque también tiene una amplia distribución en Sudamérica, se estima que ha sufrido una reducción del más de 30% de su población en las últimas tres generaciones (33 años), en especial por la pérdida del hábitat, la cacería ilegal, por atropellamientos en rutas y la competencia con el ganado. En Corazón Verde, el Mborevi es una especie relativamente frecuente en sus bosques, donde hemos podido observar a través de las cámaras de vida silvestre a machos y hembras solitarios, e incluso hembras con crías recorriendo el hábitat.